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viernes, 5 de noviembre de 2010

Jaime Lerner, Curitiba y Panamá.


La ciudad de Curitiba tiene docenas de parques, centenares de millas de veredas peatonales o de bicicletas. Y un sistema de transporte colectivo de la población y de recolección y acopio de  basura que son estudiados por las más importantes ciudades del mundo.
Se dice hoy de Curitiba que tiene el mejor sistema de transporte público del mundo, el Sistema de Bus Rápido y que es además la capital ecológica de Brasil por la elevada calidad de la vida y el balance harmónico entre su paisaje natural y su paisaje urbano. Pero sobre todo, por la amplitud y el predomino de los espacios públicos sobre los espacios privados.
Fue llamada  “La Villa de Nuestra Señora de la Luz del Pinar”, por fundadores portugueses en 1693; asentados en tierras castellanas del Nuevo Mundo. También en lengua portuguesa se le llamó posteriormente: “La Villa del Buen Jesús del Pinar”. En 1721 recibió su nombre actual, Curitiba.
En Guaraní la palabra tibá significa muchos y curí, pino; para señalar con el nombre Curitiba las solemnes araucarias que abundaron en la tierra que hoy ocupa el Estado de Paraná.  Todavía existen en Misiones y en Paraná algunos bosques dispersos de esta elegante conífera, el pino Araucaria Augustifolia que es emblema de la Ciudad de Curitiba, del Estado de Paraná, cuya capital es Curitiba; y de la Ciudad de San Pedro en Misiones, Argentina.
Curitiba está edificada a mil metros sobre el nivel del mar, en una fértil  y fresca meseta llamada La Sierra del Mar; distante del océano hacia el este de la ciudad, unos 65 kilómetros. Allí, a la orilla del Atlántico, tiene su puerto Curitiba, llamado Paranaguá; que en lengua Tupí-Guaraní significa: “El Mar Grande y Redondo”.
Desde 1870 comenzaron a llegar numerosos alemanes, polacos, ucranianos e italianos. Después vinieron japoneses, franceses y suizos. Todas estas gentes peregrinas; que abandonaron sus lares ancestrales se establecieron en estas tierras tan remotas como generosas con la esperanza de fundar una mejor vida. Y lo lograron con creces, a base de inteligencia y trabajo.
Porque sucedió algo extraordinario desde el mismo inicio de esta aventura poblacional: esta gente nueva y trabajadora, como los antiguos indígenas del Guairá, quienes todavía hoy hablan melódicas lenguas Tupí, docenas de ellas camino a la extinción, aprendieron a escuchar conjuntamente con respeto y con amor los halagos acogedores de la naturaleza. Y hoy, estos descendientes de etnias inmigradas y de etnias nativas, junto al mestizaje consecuente, precisamente la gente de Curitiba, han creado nuevas armonías entre población, ciudad y paisaje natural.
Con ciencia y  arte,  aprendieron también a diseñar de manera  ejemplar  la geometría  de la ciudad en los espacios del paisaje natural. ¡Porque inventaron un modelo de urbanismo que obliga a mantener una relación de 54 metros cuadrados de áreas verdes por cada habitante! 
Áreas que son espacios públicos ordenados sobre las cuales  modelan  parques, jardines y  paseos. Y tan importante como la fabricación de esa magna obra también, hace más de cuarenta años, en l965,  la gente de Curitiba inventó un sistema de transporte público urbano poco contaminante; utilizado hoy por el 80% de mas de tres millones de habitantes de la ciudad; que ha sido y sigue siendo fuente de inspiración para docenas de  otras importantes ciudades latinoamericanas, europeas y orientales. Hace veinte años la siguió Bogotá, diez años después Medellín. Y hoy más de ochenta ciudades importantes del mundo siguen los avanzados ejemplos de urbanismo civilizado que inventó Curitiba bajo la creativa dirección del arquitecto Jaime Lerner

Se logró todo esto cuando un grupo de jóvenes arquitectos e ingenieros sensibles a las necesidades humanas,  a la conservación de la naturaleza y al progreso económico idearon un extraordinario Plan Maestro de Planificación de la Ciudad que fue discutido y consultado con todos los componentes de la opinión pública de la ciudad. Uno de esos arquitectos académicos y humanistas fue JAIME LERNER  quien como Alcalde de Curitiba y tiempo después como Gobernador del Estado de Paraná;  apoyado por una "fuerte voluntad política nacional y una fuerte opinión pública favorable” ejerció el firme liderazgo  necesario para cumplir con los ideales de la ciudad impresos en el Plan Maestro.
“Es en la misma ciudad que se encuentran las soluciones a todos sus problemas; pero no se pueden resolver todos al mismo tiempo,  algunos retos deben ser responsabilidad de las nuevas generaciones”, dice sabiamente el Arquitecto JAIME LERNER.  Quien ha venido a Panamá en reiteradas ocasiones para asesorar sobre los modelos de planificación de las ciudades de David y Panamá.
En fin, los panameños ya tenemos casi todo: primero, tenemos ejemplos de pueblos que quisieron y pudieron, como  Curitiba, Bogotá y Medellín; y segundo, en mayor proporción que esos pueblos tenemos relativamente mucho más recursos económicos. Sólo nos falta designar a esos expertos profesionales y académicos que también tenemos en abundancia y quienes eventualmente tendrán que recibir el apoyo de una fuerte voluntad política y de una opinión pública favorable para que administremos bien la ciudad de Panamá y el paisaje natural que la rodea como debe ser. Estoy seguro que lo podemos hacer si nos lo proponemos.  Simplemente porque todos sentimos la necesidad de hacer más por la ciudad y porque sabemos también que disponemos de los mejores conceptos y modelos para construir una nueva ciudad humanizada.
Esta conferencia de Jaime Lerner fue una de las diversas conferencias organizadas bajo el tema LA REVOLUCIÓN DE LAS IDEAS por TEDx en Buenos Aires el 8 de abril de 2010.

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