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lunes, 12 de enero de 2015

"Charlie Hebdo" de Paris.



 “Charlie Hebdo” de Paris.


Su nombre proclama el recuerdo a ambos personajes,
Charlie Brown y Charles de Gaulle.

“Charlie Hebdo”, o “Charlie Semanal”, es una revista ilustrada con caricaturas humoristas de gran fondo republicano, de intensas posturas anti-clericales y, sobre todo, sumamente contraria a todos los sectarismos y catecismos dogmáticos.

La fuerza crítica y talentosa de esta revista ha generado mucha simpatía entre las izquierdas educadas de Francia y también muchísima antipatía entre cristianos, judíos, islámicos y funcionarios públicos, y sobre todo entre los partidos políticos moderados y extremistas, tanto de derecha como de izquierda. 

Por ejemplo, el antecesor inmediato de Charlie Hebdo, la revista semanal “Hara-Kiri Hebdo”, fue prohibida y sacada de circulación el 4 de noviembre de 1970 por el Gobierno francés de George Pompidou, por una portada irreverente referente a la muerte de Charles de Gaulle. Todo el personal de “Hara-Kiri” pasó instantáneamente a formar la nueva revista “Charlie Hebdo”.

El exterminio colectivo de sus más importantes colaboradores el  7 de enero de 2015, como en el exterminio masivo de las Torres Gemelas en los Estados Unidos, me parece que servirá de base para fortalecer en Francia las tendencias conservadoras del poder político francés contra las libertades individuales y los derechos civiles con mucho más fuerza que el atentado mismo.

Y como un sub producto inevitable de todo esto el poder electoral de la derecha nacionalista dentro del Frente Nacional seguirá creciendo con paso firme para fijarse con mayor arraigo en la conciencia anti islámica y anti inmigratoria de una parte importante del pueblo francés conservador y tradicionalista.

Por otra parte, los Estados europeos del Pacto Atlántico, consolidarán sus definiciones políticas, estratégicas y tácticas sobre la seguridad nacional para definir a muchos de sus enemigos islámicos como criminales y privarlos así de cualquier derecho conducente a posibles arreglos judiciales o  de paz. Lo cual implica la determinación militar de exterminarlos. El consenso de las multitudes al respecto, sin duda que ya está emocionalmente preparado para este tipo de combate por la defensa de la democracia y de la libertad.

Por eso frases éticamente aberrantes referidas al uso autorizado de la violencia letal como “Justa Causa”, “Guerra por la Paz”, “Enemigo Criminal”, etc., sospecho que tendrán muy buena aceptación popular y mediática. 

Pero por otra parte en verdad, lo que está en juego en la actualidad es el significado práctico de la libertad de expresión y de la libertad de prensa, en el sentido legal más amplio y posible del término.

O más bien, dicho en términos formales, así como se entiende según la tradición jurisdiccional estadounidense que interpreta técnica y éticamente a la Primera Enmienda a la Carta de los Derechos Civiles de la Constitución de los Estados Unidos.

Es precisamente en ese sentido amplio y civilizador que Charlie Hebdo y cualquier persona en el mundo tendría el derecho y la libertad de expresión para ridiculizar y burlarse de las creencias, de las pasiones y de los actos públicos y privados de cualquier individuo u entidad, en especial de los personajes más importantes del pasado y de la actualidad, fuesen ellos sacerdotes, profetas, empresarios, presidentes, artistas, políticos, dioses, etc..

Y si hoy nos atrevemos a postular “Yo Soy Charlie”  embebidos de noble espíritu de solidaridad, lo que estamos proclamando de manera implícita es que aceptamos y apoyamos el ejercicio de la libertad de expresión y de prensa en el sentido más amplio, radical e irreverente que practicó con genial valentía, talento y humor el Semanario Charlie de París, aunque el ejercicio de dicho derecho  le costó la vida a sus más importantes colaboradores y periodistas. 

Es cierto que hoy estamos profundamente afectados e indignados por el asesinato de estos nobles periodistas franceses que fueron víctimas de un acto criminal perpetrado por miembros insensatos de una corriente particular del Islam sectario, intolerante y violento, pero es cierto que también estamos realmente preocupados por la eventualidad que sean los militares y los políticos defensores de nuestra democracia y seguridad nacional  y no los criminales terroristas islámicos, quienes a la larga podrían poner en peligro nuestros derechos civiles y nuestras libertades de expresión y de prensa.

Salud.
Flavio.