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domingo, 3 de enero de 2010

Mis Deseos para el Nuevo Año 2010

Digo que el tiempo se pierde de manera irreparable cuando no se aprende. Digo que ni de la invasión, ni del Canal hemos aprendido. Es obvio que hemos aprendido muchísimas cosas buenas desde ambos eventos. Pero aclaro que no hemos aprendido lo sustancial para asegurarnos un desarrollo de largo plazo correcto. Porque de haber seleccionado esta opción Panamá sería hoy un país mejor y más justo. No lo somos.

Primero, es un error creer que el brazo militar de los Estados Unidos dejó caer su espada sobre el país entero sólo para extirpar el brazo militar de la República. Porque la invasión fue una decisión política errónea de los Estados Unidos para atacar decisiones políticas erróneas de Panamá. La invasión fue mucho más que un acto militar y que una gran tragedia nacional. Fue el punto de ruptura de una tensión cultural acumulada entre Panamá y el resto del mundo que no ha sido resuelta todavía. Porque marca también el distanciamiento fatal que existe entre el Panamá que somos y el Panamá que podemos y debemos ser. Acepto que en veinte años hemos hecho mucho. Y, por supuesto, opino que lo mucho que hemos hecho no ha sido suficiente para alcanzar lo que podemos y debemos ser. Ser un país justo, ordenado y pacífico. Y no sólo próspero.

Acepto que las Fuerzas de Defensa de Panamá son culpables de ejecutar e inspirar políticas disfuncionales. Y, por supuesto, esta culpa sigue ocultando la magnitud del problema básico pendiente de solución. Porque se nota que la eliminación de la institucionalidad militar en Panamá no ha resuelto el problema sustantivo de disfuncionalidad nacional que debe ser corregido. Por eso digo: “No hemos aprendido” de la invasión.

Este problema básico que yo defino como de disfuncionalidad nacional existe porque las responsabilidades que debe enfrentar la nación panameña, internas y externas, no son cumplidas a cabalidad por los operadores de la gestión pública y privada panameños. En otras palabras nuestra cultura nacional de probidad, cumplimiento y puntualidad no funciona.

Eso explica por qué para asegurar el cumplimiento de las responsabilidades inherentes al manejo de las rutas inter oceánicas que cruzan el Istmo Central de Panamá, hemos tenido que sustraer dicho manejo del poder decisorio y ejecutivo del Gobierno de Panamá. Si el país hubiese aprendido del Canal la cultura del rendimiento, de la eficiencia y de la puntualidad entonces hoy seríamos un país mejor y más justo. Pero esta opción no la seleccionamos. Por eso digo: “no hemos aprendido” del Canal.

Este asunto de la disfuncionalidad es global. Todos los países del mundo tienen que resolver este mismo problema en mayor o menor medida. Los Estados Unidos en primer lugar, porque si bien es un país culturalmente muy avanzado, hoy está lisiado gravemente por un desplome cultural catastrófico ocasionado por gestiones públicas y privadas muy disfuncionales en materia financiera y de seguridad estratégica. Gestiones malsanas que han lisiado además al resto de todos los demás países y que todavía hoy mantienen el mundo al borde del abismo. Por eso finalmente digo que a escala global: “no hemos aprendido”. Todos los países están lisiados.

Las soluciones tienen necesariamente que iniciar en cada nación para que sean globales e interconectadas. Se trata de un nuevo modelo de desarrollo cultural armónico y de largo plazo. Porque se trata de la ejecución de proyectos para construir una gran sociedad mundial del aprendizaje, del conocimiento, de la salud, del orden, de la justicia, de la paz, del trabajo, de la productividad, del rendimiento y de la equidad. Este es mi deseo para el nuevo año 2010.

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