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martes, 3 de agosto de 2010

Los súper 99.


La palabra que nombra domina a la cosa nombrada. Además, el título de este artículo sugiere de algún modo el dominio del mismo sobre la imagen que yo creo percibir del Presidente Ricardo Martinelli. Por otra parte aquí y en el exterior la palabra noventainueve está asociada a iniciativas corporativas de elevado alcance mediático.

Doy dos ejemplos externos, uno del noreste de Estados Unidos y otro del Medio Oriente. Hay una cadena de restaurantes estadounidenses, los “99 Restaurants”, cuyo lema capital dice: “Una pasión por servir que nada significa si no está sustentada por la acción”. El otro ejemplo afortunado es del Medio Oriente, son “Los 99”. Este nombre se refiere a los 99 atributos de Alá. Es una serie islámica de dibujos impresos y animados inspirados por valores éticos universales. Narran las hazañas de súper héroes que practican valores éticos islámicos, cristianos, judíos y orientales para luchar contra la injusticia y el mal en todo el mundo.

Estos dos ejemplos fueron suficientes para hacerme entender hace ya más de un año que esa aparente confrontación electoral entre la Calle Abajo del “todo corazón” y la Calle Arriba de “los locos somos más” fue una alucinante fantasía publicitaria. Porque al final del conteo resultó que la Calle del Medio se llevó gran parte de las otras dos. El consenso de multitudes por Martinelli. Sucedió algo así como una gran fiesta de corazones enloquecidos.

Entonces fue cuando descubrí la magia del número 99. Magia que se activa enigmáticamente cuando se dibuja un precio entero acompañado de fracciones decimales que repiten el dígito nueve. Y resulta entones que las mercancías se venden más, según me dicen quienes saben de mercadeo. Y además, algunos dicen que ese número tiene el poder de proteger las bondades del negocio. Será así como dicen y confieso que practico el sano hábito de no dudar de los bienes de la fe.

A saber. Si al nombrar la palabra noventainueve aparece la foto mental del Presidente Ricardo Martinelli, entonces en la conciencia podrían suceder muchas cosas. Con toda probabilidad conmociones y pasiones.

Para mí esa foto intrínseca, sumergida en la mística del número, es el icono invisible de un proyecto y un modo de ser llano y propio del Presidente. Icono que podría transitar a sus anchas por los circuitos íntimos de cerebros y corazones, por donde también se mueven y se trancan razones y emociones.

Yo respeto el poder indescifrable de esa foto porque pudo entrar al imaginario del pueblo panameño y estacionarse allí mismo en donde vive la fe. Porque sólo allí se podrían satisfacer o no las esperanzas populares por el feliz cumplimiento de tantas promesas y de tantas grandes obras sociales nunca hechas en el pasado y pendientes todavía hoy de ejecución.

Y sólo por el poder de esa foto es que adversarios y simpatizantes, o la aprecian o la temen. Una foto que hoy divide Panamá en dos partes que no se quieren. Es decir la Calle del Medio está por desaparecer.