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domingo, 17 de enero de 2010

Las desgracias de Haití.

A parte la última catástrofe en Haití hay otra adicional en curso de ejecución. Esta catástrofe adicional es fabricada por el hombre. Esta catástrofe adicional está determinada por la donación clave que nadie hará. Opino que esa donación que nadie hará es el aporte del equipo de transporte, del personal calificado y de la administración de un sistema de distribución rápido y efectivo. Si eso no existe la mayoría de las víctimas no serán debidamente asistidas. Y la descomunal ayuda que el mundo está ofreciendo se perderá en gran medida y no llegará a quién realmente la necesita. Piensen que si el país mas avanzado del mundo, los Estados Unidos, no pudo actuar como podía actuar frente a la catástrofe de Katrina, qué se podría esperar de un país con muy pocos recursos, como Haití. Opino que esta condición de institucionalidad precaria en Haití podría ser resuelta si la política mal aplicada de los Estados Unidos para cambiar regímenes no gratos, se aplicara ahora en Haití por razones mucho más básicas y válidas.
Sábado, enero 16, 2010.

Sembrar vientos y consechar tormentas.

Mi comentario revisado a un correo del amigo Francisco Bustamante sobre El Toro y otros personajes:

“Podría ser un error de Martinelli creer que debe cumplir selectivamente esa parte de su oferta electoral consistente en emplazar, juzgar y condenar a sus adversarios. Podría ser un error adicional aumentar aún más el dominio político del Ejecutivo sobre el Órgano Judicial y el Ministerio Público para cumplir de cualquier manera esa parte de su oferta electoral que se refiere exclusivamente a la persecución de sus adversarios políticos. Porque sembraría cuatro tipos de vientos: a) mutar en enemigos a los adversarios; b) crear el saludable impulso a la reciprocidad, que tú mencionas, sabiamente, c) crispar y dividir aún más el país entre cruzados e infieles, y d) hechizar a las multitudes con pan y circo para encubrir una catástrofe nacional en curso de empeoramiento que como un dique mal hecho se desplomará tarde o temprano.”
Sábado, enero 16, 2010.

sábado, 16 de enero de 2010

La paz y la vida cuestan mucho; pero la guerra y la muerte salen mas caras.

Mi estimado Doctor.Quise reponder preguntando ¿Y cuál es el punto? Pero no pude por dos razones. Primero porque este tipo de correos me los mandas en silencio sólo para que yo los comente. Y segundo porque el punto está claro. El punto es dejarse llevar por el primer impulso histérico que termina por crear e incitar el rechazo, la exclusión, el temor y, sobre todo, con el tiempo: el odio; y finalmente: el exterminio. Me preguntarás: ¿Rechazo de qué? Y te respondo: del otro que es diferente, extraño y fundamentalmente inocente de todas esas aberraciones que se están cultivando con ese tipo de presentaciones como la que te estoy comentando. Lo invito a pensar, estimado Doctor, en la afirmación siguiente: ni la cultura islámica ni las comunidades musulmanas y árabes son enemigos peligrosos de nuestra cultura y de nuestras comunidades cristianas, o judías, o de cualquiera otra confesión occidental u oriental. Piense que tanto en el pasado como en el futuro habrá pequeños grupos judíos violentos. Habrá grupos cristianos violentos. Y habrá grupos islámicos violentos. Etc. Y cantidad de otros grupos violentos asociados en base a muchos otros determinantes. Y esas violencias dentro de cada uno de esos grupos se ejerció y ejercerá contra sus propios hermanos y también contra otros fuera de la hermandad respectiva. Piense Doctor que las diferencias entre los hombres pueden sustentar también la convivencia y la armonía. Y no sólo la división y el conflicto. Los hombres tienen la capacidad mental para defender el bien común por encima de las rivalidades y las diferencias sin necesidad de recurrir al odio y al crímen. Pero es una opción. Es la mejor opción. Las opciones extremas como la exclusión basada en el temor a lo diferente, sustentada por el odio, es la peor opción. Las guerras genocidas contemporáneas que son muchas y tan catastróficas como la Primera y la Segunda Guerra Mundial han enseñado a los pueblos mas responsables y conscientes, que somos nosotros, los judeo-cristianos-musulmanes, que un dolor tan grande y perturbador como fue el de esas destrucciones y muertes ha sido el descubrimiento a posteriori que los pueblos sacrificados por la tragedia pudieron haber elegido otro camino diferente al camino de la muerte y de la destrucción. Que siempre pudieron haber elegido el camino del entendimiento y de la paz. Y que no lo hicieron. Y que "no hay mayor dolor que recordar el bien que pudieron tener cuando llega el momento de la desgracia y del mal". Ese es el letrero que está en la entrada del infierno. Mis mas elevados respetos Doctor. Saludos. Flavio.

domingo, 3 de enero de 2010

Mis Deseos para el Nuevo Año 2010

Digo que el tiempo se pierde de manera irreparable cuando no se aprende. Digo que ni de la invasión, ni del Canal hemos aprendido. Es obvio que hemos aprendido muchísimas cosas buenas desde ambos eventos. Pero aclaro que no hemos aprendido lo sustancial para asegurarnos un desarrollo de largo plazo correcto. Porque de haber seleccionado esta opción Panamá sería hoy un país mejor y más justo. No lo somos.

Primero, es un error creer que el brazo militar de los Estados Unidos dejó caer su espada sobre el país entero sólo para extirpar el brazo militar de la República. Porque la invasión fue una decisión política errónea de los Estados Unidos para atacar decisiones políticas erróneas de Panamá. La invasión fue mucho más que un acto militar y que una gran tragedia nacional. Fue el punto de ruptura de una tensión cultural acumulada entre Panamá y el resto del mundo que no ha sido resuelta todavía. Porque marca también el distanciamiento fatal que existe entre el Panamá que somos y el Panamá que podemos y debemos ser. Acepto que en veinte años hemos hecho mucho. Y, por supuesto, opino que lo mucho que hemos hecho no ha sido suficiente para alcanzar lo que podemos y debemos ser. Ser un país justo, ordenado y pacífico. Y no sólo próspero.

Acepto que las Fuerzas de Defensa de Panamá son culpables de ejecutar e inspirar políticas disfuncionales. Y, por supuesto, esta culpa sigue ocultando la magnitud del problema básico pendiente de solución. Porque se nota que la eliminación de la institucionalidad militar en Panamá no ha resuelto el problema sustantivo de disfuncionalidad nacional que debe ser corregido. Por eso digo: “No hemos aprendido” de la invasión.

Este problema básico que yo defino como de disfuncionalidad nacional existe porque las responsabilidades que debe enfrentar la nación panameña, internas y externas, no son cumplidas a cabalidad por los operadores de la gestión pública y privada panameños. En otras palabras nuestra cultura nacional de probidad, cumplimiento y puntualidad no funciona.

Eso explica por qué para asegurar el cumplimiento de las responsabilidades inherentes al manejo de las rutas inter oceánicas que cruzan el Istmo Central de Panamá, hemos tenido que sustraer dicho manejo del poder decisorio y ejecutivo del Gobierno de Panamá. Si el país hubiese aprendido del Canal la cultura del rendimiento, de la eficiencia y de la puntualidad entonces hoy seríamos un país mejor y más justo. Pero esta opción no la seleccionamos. Por eso digo: “no hemos aprendido” del Canal.

Este asunto de la disfuncionalidad es global. Todos los países del mundo tienen que resolver este mismo problema en mayor o menor medida. Los Estados Unidos en primer lugar, porque si bien es un país culturalmente muy avanzado, hoy está lisiado gravemente por un desplome cultural catastrófico ocasionado por gestiones públicas y privadas muy disfuncionales en materia financiera y de seguridad estratégica. Gestiones malsanas que han lisiado además al resto de todos los demás países y que todavía hoy mantienen el mundo al borde del abismo. Por eso finalmente digo que a escala global: “no hemos aprendido”. Todos los países están lisiados.

Las soluciones tienen necesariamente que iniciar en cada nación para que sean globales e interconectadas. Se trata de un nuevo modelo de desarrollo cultural armónico y de largo plazo. Porque se trata de la ejecución de proyectos para construir una gran sociedad mundial del aprendizaje, del conocimiento, de la salud, del orden, de la justicia, de la paz, del trabajo, de la productividad, del rendimiento y de la equidad. Este es mi deseo para el nuevo año 2010.